Villa Oscura
En la remota campiña de Vermont, había una antigua villa abandonada conocida como Villa Oscura. Se decía que estaba habitada por una presencia maligna, una fuerza oscura que había reclamado esa mansión para sí misma. Los habitantes del cercano pueblo evitaban la villa a toda costa, considerándola un lugar maldito.
Un grupo de jóvenes aventureros, atraídos por la fama de Villa Oscura, decidió desafiar al destino y pasar una noche en la villa. Ignorando las advertencias de los más ancianos, se aventuraron en sus habitaciones ruinosas y en los oscuros pasillos.
Tan pronto como cruzaron el umbral, sintieron una presencia maligna que los rodeaba. El aire estaba cargado de una energía oscura, y las sombras parecían cobrar vida, envolviéndolos en un abrazo helado. Pero la atracción por lo desconocido los impulsaba a seguir adelante, aunque sus corazones latían furiosamente en sus pechos.
Una vez dentro, los jóvenes comenzaron a escuchar extraños ruidos provenientes de las paredes y sus luces empezaron a titilar como si estuvieran controladas por una fuerza invisible. Entonces, de repente, las luces se apagaron por completo, dejándolos en total oscuridad.
En la oscuridad, sus voces se rompieron en gritos de terror mientras sus manos buscaban desesperadamente algo a lo que aferrarse. Pero algo oscuro los estaba observando, algo que los había atraído a su trampa mortal.
Uno tras otro, los jóvenes comenzaron a desaparecer en la oscuridad, arrastrados por una fuerza oscura e implacable. Cuando el amanecer finalmente iluminó la campiña, no había rastro de los jóvenes ni de la villa. Solo una atmósfera de terror envolvía esa tierra, recordando a todos que Villa Oscura no era un lugar donde atreverse a aventurarse. Y la presencia maligna que la habitaba esperaba pacientemente a su próxima víctima.
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