City of God

City of God – de Fernando Meirelles & Katia Lund (2002)

En una favela de Río de Janeiro, las vidas de dos jóvenes transcurren en paralelo, entre sueños y ambiciones radicalmente diferentes.

«𝘕𝘦𝘭𝘭𝘢 𝘤𝘪𝘵𝘵𝘢’ 𝘥𝘪 𝘋𝘪𝘰, 𝘴𝘦 𝘴𝘤𝘢𝘱𝘱𝘪 𝘴𝘦𝘪 𝘧𝘢𝘵𝘵𝘰, 𝘦 𝘴𝘦 𝘳𝘦𝘴𝘵𝘪 𝘴𝘦𝘪 𝘧𝘢𝘵𝘵𝘰 𝘭𝘰 𝘴𝘵𝘦𝘴𝘴𝘰.»

𝐁𝐞𝐧𝐯𝐞𝐧𝐮𝐭𝐢 𝐚𝐥𝐥’𝐢𝐧𝐟𝐞𝐫𝐧𝐨.

Cuando el deterioro y la pobreza toman el escenario y se convierten en protagonistas, incluso la inocencia se transforma en un concepto abstracto.

Niños que matan y dan sus primeros pasos en el mundo del narcotráfico o que se enfrentan a la policía y participan en peleas violentas.

Vacíos envoltorios de almas perdidas, arrojadas a la vida criminal, sin ninguna protección, con un Estado que observa e interviene solo para ghetizar.

Historias verdaderas de una generación sin futuro, de una humanidad desconocida y sumergida, que no conoce alternativas, tan lejos de las imágenes de postales.

Y la verdadera hazaña sigue siendo sobrevivir y llegar de alguna manera a la adultez, incluso si para hacerlo es necesario volverse despiadado, someter a otros y hacerse un espacio con fuerza y opresión.

Porque la guerra entre bandas por el control del territorio es la única realidad que parece contar y tener sentido, y convertirse en el jefe supremo trae enormes beneficios y respeto/miedo infinito.

Una película poderosa que fluye rápidamente gracias a un ritmo frenético, con imágenes montadas como en un videoclip musical de vanguardia; impresionante, en ese sentido, la secuencia inicial que abre y cierra la historia.

El uso de la unidad temporal, con continuos flashbacks y referencias, no puede dejar de recordar a 𝐓𝐚𝐫𝐚𝐧𝐭𝐢𝐧𝐨 o, para quienes tienen una memoria más antigua, al 𝐊𝐮𝐛𝐫𝐢𝐜𝐤 de «𝐑𝐚𝐩𝐢𝐧𝐚 𝐚 𝐦𝐚𝐧𝐨 𝐚𝐫𝐦𝐚𝐭𝐚».

Pero es la violencia el verdadero hilo conductor, en cada tipo de expresión. Violencia física o verbal, casi en cada escena, a veces insostenible pero quizás por eso mismo malditamente esencial para describir la realidad fotografiada.

Todo es fatídico, y si alguien, como el joven protagonista, logra encontrar una redención personal, es solo una excepción que confirma la regla: como encontrarse en el lugar correcto en el momento adecuado y engañar a un destino ya escrito.

Basada en la novela semi-autobiográfica de 𝐏𝐚𝐮𝐥𝐨 𝐋𝐢𝐧𝐬, la película recibió cuatro nominaciones al Oscar en 2004 y dio origen a un spin-off titulado «𝐂𝐢𝐭𝐲 𝐨𝐟 𝐦𝐞𝐧» (serie de televisión).

City of God es una película que no puede dejar indiferente.


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