Bone Tomahawk

BONE  TOMAHAWK
Dirección de S. Craig Zahler
EE. UU. 2015

TRAMA

América de finales del siglo XIX.
La tranquilidad del pequeño pueblo de Bright Hope se ve alterada por un inquietante suceso nocturno: Samantha (una enfermera), un criminal herido y el joven ayudante del sheriff han desaparecido sin dejar rastro.
Pronto se descubre que han sido llevados por una tribu de caníbales cavernícolas. El sheriff y otros tres hombres, incluido el esposo de la mujer, deciden partir para encontrarlos y rescatarlos.

CONSIDERACIONES

Para su debut como director, S. Craig Zahler se ha movido entre John Ford y Ruggero Deodato. Detrás de esta afirmación hay mucho estudio e inspiración: John Ford, Sidney Lumet, Tarantino y un gran gusto por la estética y la historia de América que Bone Tomahawk tributa con gran cultura y sabiduría.
Para enriquecer y elevar la calidad de la película, se destaca la elección y el desempeño de un elenco bien seleccionado y en gran forma.
Kurt Russell en el papel del sheriff Franklin Hunt, Richard Jenkins como el anciano ayudante del sheriff y los coprotagonistas Patrick Wilson (Insidious, The Conjuring), David Arquette (Scream) y Matthew Fox (Lost). Además de los mencionados, figuran en papeles menores el siempre recordado Sid Haig.

Bone Tomahawk tiene una dirección excelente, un guion con personajes bien desarrollados psicológicamente y diálogos de gran calidad. Más de dos horas de western que pasan volando. Y esto es porque Bone Tomahawk sabe crear una atmósfera insidiosa e hipnótica, donde sabemos que el indio está allí, fuera de escena, listo para atacar como en un western de los viejos tiempos. Una atmósfera que los personajes aprenden a habitar, sin regodearse, sin caer en caricaturas. El realismo domina, hasta desembocar en las brutales ejecuciones caníbales de los indios que nunca resultan demasiado invasivas, pero saben golpear fuerte en el momento oportuno.

Una película que en nuestro país pasó directamente al home video y luego a Netflix, pero que habría merecido un destino diferente porque es lo que queremos ver más a menudo en el cine de hoy: tomar un género, comerlo, digerirlo y luego hacer algo nuevo con él, sin desvirtuar la tradición. Bone Tomahawk es un ejemplo perfecto de western moderno. Y digo moderno, no contemporáneo. Esto porque mantiene fieles muchos estilos y atmósferas del género, al tiempo que introduce elementos novedosos que aportan algo más al público de hoy, cansado de tanto «ya visto». Bone Tomahawk no sabe a «ya visto», ¡al contrario!

Claro, estamos hablando de un western que de repente «gira» fuertemente hacia el Survival y el Canibalismo con escenas y momentos que difícilmente se olvidan. La población redneck (más que india) es de esas que difícilmente se olvidan. Aspecto feroz, salvaje, con miradas feroces, físicos marmóreos y pintura corporal impresionante.
El clan caníbal es una creación tan horrible como cualquier otra variación del modelo de habitante de cueva ‘mutante’.
Pintados de yeso blanco, con colmillos insertados en sus bocas y comunicándose a través de aullidos espantosos (a su vez obtenidos mediante algunas macabras alteraciones de sus gargantas).
Estos seres astutos, depredadores y despiadados resultarán ser hombres «sin Dios» que descuartizan cuerpos humanos y se alimentan de ellos.

Un western de terror único en su género, un mash up que en el papel podría hacer fruncir el ceño a más de uno, pero que al final resulta ser un experimento perfectamente logrado con un tercer acto violento y extremo, malo y feroz sin piedad, como otras historias de frontera que el salvaje oeste ha sabido contar sin tribus caníbales, pero solo con hombres.

MOMENTO PANDEMONIO

Una vez capturados por la tribu indígena, uno de nuestros aventureros será atrapado cabeza abajo y completamente diseccionado en una escena extremadamente violenta y sangrienta.


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