Clockers

Clockers
de Spike Lee (1995)
El joven Ronald “Strike” Dunham vive en Nueva York, en el barrio de Brooklyn y está al mando de una banda de traficantes. Su jefe, Rodney Little, le pide que elimine a un hombre que lo está engañando.

Cita.

“𝘏𝘪𝘫𝘰, 𝘴𝘪 𝘋𝘪𝘰𝘴 𝘩𝘢 𝘤𝘳𝘦𝘢𝘥𝘰 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘮𝘦𝘫𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘢 𝘤𝘳𝘢𝘤𝘬 𝘺 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘤𝘢í𝘯𝘢, 𝘦𝘯𝘵𝘰𝘯𝘤𝘦𝘴 𝘴𝘦 𝘭𝘰 𝘩𝘢 𝘲𝘶𝘦𝘥𝘢𝘥𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘦𝘭𝘭𝘰 𝘮𝘪𝘴𝘮𝘰.”
(𝐑𝐨𝐝𝐧𝐞𝐲 𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞)

 

𝐋í𝐧𝐞𝐚 𝐝𝐞 𝐩𝐨𝐥𝐢𝐜í𝐚 𝐧𝐨 𝐭𝐫𝐚𝐬𝐩𝐚𝐬𝐞.

¡Atención, atención! Esto no es una escena del crimen: son diferentes escenas de diferentes crímenes. Imágenes de cuerpos sin vida que desfilan frente a la cámara, en rápida sucesión, como suele suceder con la ropa en un desfile de moda. Todo delimitado por la famosa cinta amarilla. Sí, porque la muerte, la perdición y el abuso de poder siempre están a un paso cuando se habla de drogas y tráfico. Están en el aire, se sienten, casi se respiran y te hacen deslizar lentamente hacia el abismo. Te vuelves insensible a todo, como esos policías que hacen bromas de mal gusto cuando se enfrentan al enésimo cadáver producto de otro acto criminal. Y, al otro lado de la cinta, está la gente del barrio.

Aquellos que deberían ver pero nunca ven nada, aquellos que deberían testificar pero nunca tienen nada útil que contar a las autoridades, aquellos que miran, comentan, se encogen de hombros y se van. Hasta el próximo caso.

Porque así es como funciona en Brooklyn.

 

𝐂𝐨𝐧𝐬𝐢𝐝𝐞𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬.

𝐒𝐩𝐢𝐤𝐞 𝐋𝐞𝐞 dirige y 𝐒𝐜𝐨𝐫𝐬𝐞𝐬𝐞 produce.

El resultado es una película que es una fuerte acusación contra la violencia que sacude las calles estadounidenses, una crítica lúcida y despiadada de cierta cultura 𝘨𝘢𝘯𝘨𝘴𝘵𝘢 afroamericana.

El mismo director ha declarado que quiere exponer… “𝘴𝘶𝘴 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢𝘥𝘪𝘤𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘧𝘢𝘤𝘪𝘭𝘪𝘵𝘢𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘩𝘦𝘤𝘩𝘰 𝘥𝘦 𝘯𝘢𝘤𝘦𝘳 𝘯𝘦𝘨𝘳𝘰 𝘺 𝘱𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘯𝘰 𝘴𝘪𝘨𝘯𝘪𝘧𝘪𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘦𝘤𝘦𝘴𝘢𝘳𝘪𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘷𝘦𝘳𝘵𝘪𝘳𝘴𝘦 𝘦𝘯 𝘶𝘯 𝘨𝘢𝘯𝘨𝘴𝘵𝘦𝘳, 𝘵𝘳𝘢𝘧𝘪𝘤𝘢𝘯𝘵𝘦, 𝘥𝘳𝘰𝘨𝘢𝘥𝘪𝘤𝘵𝘰, 𝘣𝘢𝘪𝘭𝘢𝘳í𝘯 𝘰 𝘳𝘢𝘱𝘦𝘳, 𝘴𝘪𝘯𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦 𝘪𝘯𝘤𝘭𝘶𝘴𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘥𝘪𝘢𝘳, 𝘵𝘦𝘯𝘦𝘳 𝘶𝘯 𝘵𝘳𝘢𝘣𝘢𝘫𝘰 𝘺 𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢𝘳 𝘶𝘯𝘢 𝘧𝘢𝘮𝘪𝘭𝘪𝘢”.

Para lograr su objetivo, 𝐋𝐞𝐞 muestra una dirección sofisticada y experimental.

Magnífica, en este sentido, la secuencia del interrogatorio del pequeño 𝘛𝘺𝘳𝘰𝘯𝘦.

“Clockers” no renuncia a las explosiones de violencia física y verbal.

Completa el cuadro un elenco excepcional de actores donde, junto a monstruos sagrados como 𝐊𝐞𝐢𝐭𝐞𝐥 y 𝐓𝐮𝐫𝐭𝐮𝐫𝐫𝐨, hay espacio para el debutante y sorprendente 𝐏𝐡𝐢𝐟𝐞𝐫.

Una gran película, libremente adaptada de la novela homónima de 𝐑𝐢𝐜𝐡𝐚𝐫𝐝 𝐏𝐫𝐢𝐜𝐞, quien también firma el guion.

“Clockers” es un fresco del gueto de Brooklyn y de las dinámicas de quienes lo viven a diario.


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