El Diablo y La Bisalta

El Diablo y La Bisalta. Dos imágenes aparentemente distantes que encuentran un gran punto de encuentro gracias a una leyenda popular.

La Bisalta (o Besimauda) es una montaña de más de 2200 metros de altura que domina la llanura de Cuneo. Su forma trapezoidal la hace particularmente reconocible gracias a la presencia de dos picos, distantes entre sí, en la cima. Su nombre, bis alta, significa precisamente «dos veces alta», pero se dice que en tiempos antiguos esta montaña tenía un único pico. El nacimiento del segundo, que ocurrió posteriormente, tendría orígenes «diabólicos», según narra una historia tradicional.

La leyenda.

Todo comenzó, según se sabe, un día en que un campesino fue al mercado de Boves, un pueblo en la provincia de Cuneo, para vender queso. Los negocios fueron bien ese día, tanto que lo convencieron para detenerse en una taberna para celebrar antes de regresar a casa. “No te pongas en camino si la boca no sabe a vino”: dice un conocido proverbio, y el hombre siguió el consejo al pie de la letra. Cuando salió de la taberna, en la oscuridad de la noche, estaba completamente borracho. Además, el único pico de la Bisalta, bloqueaba la luz de la Luna llena y hacía aún más difícil el regreso a casa del campesino. Pronto el hombre comenzó a perder la orientación y a caer varias veces al suelo, debido a la borrachera y la oscuridad.

A la enésima caída, comenzó a maldecir contra la Bisalta y, dirigiéndose a la montaña, dijo: “¡Vendería el alma al diablo por hacerte hundir el pico!” En ese momento, frente a él apareció Satanás en persona. El campesino se sorprendió más que asustado, y al principio dudó de que la imagen proveniera de su fantasía y de la gran cantidad de alcohol consumido. Pero cuando levantó los ojos hacia la montaña, la borrachera se le pasó al instante. Lo que vio fue un grupo de diablos dedicados a demoler la cima de la montaña a golpes de palas y picos. La llanura pronto se llenó de grandes rocas que rodaban desde la cima, y la parte más alta de la Bisalta adquirió la forma que hoy todos conocemos con dos picos en los extremos y una parte central más baja. Entonces, el Diablo le dio al campesino papel y pluma para que firmara el acuerdo y le cediera su alma. El hombre, sin embargo, era analfabeto y firmó de la única manera que conocía. Dibujó una cruz en el papel, lo que hizo estremecerse a Belcebú. La tierra, inmediatamente después, se abrió tragando a Satanás y a sus demonios y enviándolos de regreso al infierno.

El hombre logró regresar a casa gracias a la nueva forma de la montaña que permitía que la luz de la Luna iluminara el camino. Su ignorancia lo había salvado. Mientras se acercaba a su hogar, la Luna parecía sonreír entre los dos picos de la Bisalta.

El Diablo y La Bisalta es una leyenda muy conocida en el territorio de Cuneo. Y, como toda buena leyenda, tal vez podría tener un fondo de verdad.


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