La Columna del Diablo

La Columna del Diablo.

La Columna del Diablo, situada en la plaza Sant’Ambrogio en Milán, es una simple columna románica.

Milán es, de hecho, una antigua ciudad romana. Fue fundada alrededor del 590 a.C., conquistada por los romanos en el 222 y rebautizada como Mediolanum (localidad en medio de la llanura). La Columna del Diablo es un símbolo de la antigua presencia romana. Está hecha de mármol con un capitel corintio y presenta dos curiosos agujeros en el fuste. Se dice que es el último trozo de un edificio imperial erigido por Maximiano, hacia finales del siglo III. En la antigüedad, cada emperador, antes de la coronación, debía abrazarla como un gesto puramente simbólico.

El Diablo y San Ambrosio.

La Columna del Diablo también es famosa por una antigua leyenda asociada a ella.

Se cuenta que el futuro San Ambrosio, cuando aún era solo un obispo, un día fue sorprendido por el Diablo mientras paseaba por la plaza. El maligno inmediatamente comenzó a atacarlo, pero él no se dejó intimidar. Logró empujar con una patada al príncipe de las tinieblas contra la columna románica. Satanás chocó contra el monumento y sus cuernos se incrustaron en el mármol de la columna, provocando dos grandes agujeros. Esos agujeros fueron utilizados por el Diablo derrotado como una vía de escape. Una especie de apertura, una especie de pasaje al mundo de los infiernos. Se dice que incluso hoy, acercándose a estos agujeros, es posible sentir, de manera muy clara, el olor a azufre y los lamentos de los difuntos en el más allá. Además, hasta mediados del siglo XX, se creía que durante la noche de Pascua pasaba por ese hueco el carro de los condenados que transportaba las almas al infierno. La leyenda asociada a la Columna del Diablo es una de las más famosas y conocidas de Milán.

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