Leonarda Cianciulli, conocida también como «La Saponificadora de Correggio», es una de las asesinas en serie más notorias en la historia criminal italiana.
Nacida el 14 de abril de 1894 en Montella, en la provincia de Avellino, Cianciulli ha pasado a la historia por sus crímenes y su comportamiento extraordinariamente macabro.
Su caso causó gran revuelo tanto en Italia como a nivel internacional, atrayendo la atención de muchos por el horror de sus acciones.
La historia de Leonarda Cianciulli está impregnada de elementos oscuros y perturbadores. Desde su infancia, Cianciulli mostraba signos de inestabilidad emocional y una personalidad excéntrica. Se dice que había sufrido de frecuentes trastornos mentales, que luego habrían contribuido a su comportamiento criminal.
A lo largo de los años, Leonarda Cianciulli llevó una vida aparentemente normal. Se casó, tuvo cuatro hijos y vivió en varias ciudades italianas. Sin embargo, detrás de su fachada respetable, se ocultaba una mente criminal dispuesta a cometer actos horribles.
Su carrera criminal comenzó en los años 30, cuando Cianciulli empezó a hacer tratos con mujeres en busca de ayuda. Les prometía encontrar trabajo o arreglar matrimonios ventajosos. Sin embargo, detrás de estas promesas se ocultaba un plan malvado.
Una de sus víctimas más conocidas fue Faustina Setti, una mujer que buscaba trabajo para ella y su hija. Cianciulli le había prometido arreglar un matrimonio para Faustina en una ciudad lejana. Sin embargo, cuando Faustina llegó a casa de Cianciulli para su última visita, fue drogada y asesinada con un hacha. Cianciulli luego destripó el cuerpo, tomando la sangre y dejando el resto caer en la bañera.
Después de matar a Faustina Setti, Cianciulli empezó a saponificar su cuerpo. Este era un método que creía impediría a la policía reconocer los restos y eliminaría cualquier prueba de sus crímenes. Utilizó una mezcla de soda cáustica, agua y cloro para transformar los cuerpos de sus víctimas en una especie de jabón, que luego vendió o utilizó para hacer pasteles.
Pero Leonarda Cianciulli no se detuvo solo en Faustina Setti. A lo largo de los años, mató a otras dos mujeres, Francesca Soavi y Virginia Cacioppo. En ambos casos, atrajo a las víctimas a su casa, las mató y saponificó sus cuerpos.
Sin embargo, el destino quiso que Leonarda Cianciulli cometiera un error fatal. En septiembre de 1940, atrajo a una cuarta víctima, una mujer llamada Teresa Cianciulli, que no era pariente de Leonarda.
Esta vez, sin embargo, las cosas fueron diferentes.
Teresa era una mujer de mediana edad que quería ir a vivir a Pula, en Yugoslavia, y Leonarda le había prometido ayudarla a encontrar trabajo allí.
Como en las otras ocasiones, Leonarda drogó a Teresa y la mató con un hacha. Pero esta vez las cosas se precipitaron para la asesina.
Cuando la hija de Teresa, que había notado su desaparición, empezó a pedir noticias a la policía, las investigaciones comenzaron.
Sospechando de Leonarda Cianciulli, la policía registró su casa. Durante el registro, se encontraron restos humanos y el equipo usado para saponificar los cuerpos.
Lo que quedaba de sus crímenes fue descubierto en el sótano de la casa, donde Leonarda había escondido los restos de sus víctimas.
Leonarda Cianciulli fue arrestada y juzgada por sus horribles crímenes.
En el juicio, confesó todo y proporcionó detalles impactantes sobre la forma en que mató y saponificó a sus víctimas.
Los medios italianos siguieron el caso con gran interés, y el público quedó conmocionado por las espeluznantes acciones de esta mujer.
En 1946, Leonarda Cianciulli fue condenada a cadena perpetua.
Fue encarcelada en la prisión femenina de Pozzuoli, donde pasó el resto de su vida.
Durante su detención, escribió cartas a sus hijos, mostrando remordimiento por lo que había hecho. Sin embargo, a pesar de sus arrepentimientos, la herencia de horror de Leonarda Cianciulli permaneció indeleble.
El caso de Leonarda Cianciulli ha suscitado gran interés en la cultura popular italiana.
Su historia ha sido objeto de libros, películas y documentales que han intentado analizar la mente de esta asesina en serie y explicar sus motivaciones. El horror de sus crímenes ha dejado una marca indeleble en la memoria colectiva de Italia y ha llevado a la introducción de medidas más severas en la prevención de crímenes violentos.
La historia de Leonarda Cianciulli es un ejemplo oscuro del extremo poder de la mente humana y de las consecuencias disruptivas que pueden derivarse de trastornos mentales no tratados. Su perversa búsqueda de poder y su sadismo han dejado una huella indeleble en la historia criminal italiana.
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