Sleepers
dirección de Barry Levinson (1996)
Cuatro amigos, criados en el difícil barrio de Hell’s Kitchen, son condenados a 18 meses de reformatorio por casi causar la muerte a un anciano tras una travesura.
Para ellos será una experiencia infernal y saldrán devastados.
Diez años después, tendrán la oportunidad de vengarse.
Cita.
“¿Has leído ‘El conte de Montecristo’ recientemente?»
«Yo no lo sé, diría hace años…»
«Verás, yo leí un pececito todo lo que seré, y leí palabras como…venganza…el dulce sabor de la venganza.
Es la reserva de los contes. Ahora toca a nosotros.»
«¿Pero qué dice Mike?»
«Digo que ahora tocas a todos nosotros. Es el momento de meter fin a la historia.»
(𝐌𝐢𝐜𝐡𝐚𝐞𝐥 𝐒𝐮𝐥𝐥𝐢𝐯𝐚𝐧 & 𝐋𝐨𝐫𝐞𝐧𝐳𝐨 𝐂𝐚𝐫𝐜𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚)
“Los que duermen”.
En la jerga del lugar, esta expresión se refiere a los ex-detenidos del reformatorio. O también, más simplemente, a los chicos con un futuro probable de delincuentes.
Si naces en un barrio como Hell’s Kitchen, tus posibilidades parecen limitadas y, a menudo, el camino que se presenta delante de ti puede llevarte directamente a la perdición.
El verdadero problema, sin embargo, es que, fuera del barrio, las cosas pueden irte aún peor.
Y lo comprendes bien en las noches pasadas dentro del reformatorio, cuando el silencio es roto de repente por llantos desesperados a lo lejos que se parecen a una lenta y devastadora agonía.
Justo en ese lugar que por definición debería ser de corrección, tu alma parece ser aplastada, violada y asesinada, y de ti corre el riesgo de no quedar nada.
Consideraciones.
Levinson dirige un Sleepers oscuro e intenso que mezcla elementos típicos del género criminal (el barrio delictivo, el jefe anciano que inicia a la juventud en el crimen y el sacerdote que intenta salvar las almas) con elementos altamente dramáticos.
Surge una historia que no se olvida fácilmente: un relato de formación/destrucción y de amistad en el que se nos lleva a empatizar con los protagonistas.
A este respecto, no sorprende la elección de utilizar, como recurso narrativo, la voz en off de uno de los protagonistas que narra la historia.
Un elenco de actores realmente notables hace el resto.
Desde el sacerdote De Niro, que escapó de un pasado criminal, pasando por un Dustin Hoffman en el papel de un abogado alcohólico y confuso, hasta un extraordinario Kevin Bacon que se sumerge a la perfección en el papel de un carcelero sádico y perverso.
Y también está Vittorio Gassman en el papel del viejo jefe local para el que los chicos del barrio hacen sus primeros trabajos.
Sleepers es una película cautivadora que ciertamente no alcanza las alturas de Scorsese o de Coppola (por nombrar solo dos nombres universalmente conocidos), pero que se deja ver y se hace recordar.
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