The Fly

The Fly de David Cronenberg (1986)

El científico Seth Brundle está desarrollando una tecnología revolucionaria de teletransporte. Pero, durante uno de los experimentos, algo sale mal y las consecuencias serán terribles.

Cita.

“Los insectos no tienen diplomacia. Son muy brutales. No tienen comprensión y no tienen compromisos: no se puede confiar en los insectos.
En cambio, yo querría convertirme en el primer insecto político. Me divertiría, pero tengo miedo de que…” “No sé qué estás tratando de decirme.” “Estoy diciendo… Yo… estoy diciendo que soy un insecto que había soñado ser un hombre y le había gustado. Pero ahora el sueño ha terminado y el insecto está despierto.” “No, no, Seth.” “Te estoy diciendo que te haré daño si te quedas aquí.”
(Seth & Veronica)

La Brundlemosca.

Ten miedo. Ten mucho miedo.
Esto le dice Veronica a la desprevenida mujer arrastrada al apartamento/laboratorio por Seth, ya fuera de control. Porque una vez que se ha cruzado el límite, no hay manera de volver atrás.
La sed de conocimiento se vuelve insaciable y no se puede detener. El científico reacciona con asombro y maravilla ante el horror de su transformación y guarda los pedazos de su descomposición en el armario del baño.
Como reliquias sagradas.
Pero entonces, ¿hasta dónde es lícito llegar en nombre de la ciencia o de la gloria personal?
¿Qué se puede considerar correcto y qué incorrecto?
¿Y por qué basta un simple, común insecto, para precipitar, inexorablemente, la situación?

Consideraciones.

Cronenberg realiza un remake de la película homónima de 1958, que a su vez está basada en un relato corto de George Langelaan publicado en 1957.
Pone mano personalmente en el guion y realiza una película que funciona a la perfección en varios niveles.
Como primer paso, logra la tarea, nada fácil, de hacer creíble la historia contada. Al espectador, de hecho, durante la visión de la película, le parece plausible lo que le está sucediendo al protagonista principal. La extraña historia de Seth funciona gracias a la hábil fusión entre las imágenes y las palabras utilizadas para describir el curso de los eventos. Durante la primera parte de la película, se desarrolla una verdadera simpatía por parte del espectador hacia los personajes, que no desaparecerá hasta el final, a pesar de todo el horror y la descomposición.
El nacimiento de la historia de amor entre el científico excéntrico y la bella periodista sigue los cánones tradicionales de la comedia romántica. Pero incluso cuando la película se transforma en otra cosa, hasta deslizarse en imágenes cargadas de sangre y gore, nunca se deja de empatizar con los protagonistas. A pesar del aspecto repugnante de Seth, se espera, hasta el final de la película, un posible final feliz.
Los actores tienen un papel fundamental en este proceso.
Jeff Goldblum, maravilloso actor, logra la ardua tarea de hacer agradable al científico Seth y de hacer sentir compasión por la horrible criatura fruto de sus experimentos.
Geena Davis, compañera de Goldblum en ese momento, es excelente al mostrar todos los estados de ánimo, a veces muy contrastantes, de su personaje.
También John Getz, jefe de Veronica y su exnovio, funciona bien en el doble papel de antagonista (al comienzo de la película) y aliado de Davis al final.
The Fly explora el tema de la transformación corporal, con un énfasis particular en los aspectos físicos y psicológicos del cambio.
Plantea preguntas sobre las responsabilidades éticas de la ciencia y las consecuencias impredecibles de las experimentaciones científicas.
La relación entre Seth y Veronica se convierte en un trágico ejemplo de amor y sacrificio, mientras ella trata de ayudarlo a pesar de su creciente monstruosidad.
Los efectos especiales, a cargo de Chris Walas y Stephan Dupuis, fueron muy innovadores para la época y jugaron un papel crucial en representar la horrible transformación de Brundle en un híbrido hombre-mosca. El maquillaje y los efectos protésicos fueron ampliamente elogiados y ganaron un Premio Oscar por el mejor maquillaje.
The Fly fue el mayor éxito comercial de Cronenberg, muy apreciado también por la crítica. Se ha convertido en uno de los horrores más icónicos de los años 80, gracias también a la introducción de elementos dramáticos y filosóficos.