El Encuentro con los Orcos

El Encuentro con los Orcos

Había una vez una pequeña niña llamada Alicia, una niña valiente y aventurera que amaba explorar el bosque cerca de su aldea. Un día, mientras vagaba entre los altos árboles y el denso follaje, Alicia se adentró mucho más en el bosque de lo que jamás había hecho antes.
Mientras caminaba entre los árboles, Alicia comenzó a percibir un olor acre en el aire y escuchó ruidos extraños provenientes de detrás de una colina. Su curiosidad se impuso y decidió acercarse silenciosamente para descubrir qué estaba sucediendo.
Cuando llegó a la cima de la colina, se quedó atónita. Delante de sus ojos había una aldea de orcos, criaturas feas y espantosas con piel verde y ojos rojos como las brasas. Los orcos parecían estar inmersos en algún tipo de ritual oscuro, con una gran olla hirviendo sobre un fuego ardiente.
Escondida entre los árboles, Alicia vio algo aún más inquietante: en el centro del círculo de los orcos había una pequeña niña, similar a ella, atada a un poste y llorando. Alicia comprendió que la niña estaba en grave peligro.
Sin pensarlo dos veces, Alicia decidió actuar. Descendió silenciosamente la colina y se acercó furtivamente a la aldea de los orcos. Logró distraer a uno de los orcos lanzando una piedra contra un árbol. Mientras el orco se giraba para investigar, Alicia se acercó a la niña prisionera y la liberó.
Las dos niñas huyeron al bosque, pero los orcos pronto se dieron cuenta del engaño. Empezaron a perseguirlas con rabia, rugiendo y gritando. Alicia y la niña corrieron entre los árboles, tratando de esconderse.
La carrera a través del bosque fue larga y aterradora. Las dos niñas estaban exhaustas, pero no se detuvieron hasta llegar al borde del bosque. Allí, finalmente, se sintieron seguras.
La niña a la que Alicia había salvado se llamaba Emily, y se convirtieron en amigas inseparables. Alicia y Emily regresaron a su aldea y contaron a los adultos la terrible aventura que habían vivido. La aldea se unió para repeler a los orcos, y desde entonces, el bosque fue considerado un lugar prohibido para todos.
Alicia había aprendido una lección importante: la compasión y el coraje podían superar incluso a las criaturas más espantosas. Y así, la historia de Alicia y Emily se convirtió en una leyenda en la aldea, enseñando a todos que la amistad y la solidaridad eran las armas más fuertes contra el mal.

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