El Misterio de la Casa Abandonada
Había una vez un pequeño pueblo rodeado de bosques densos y oscuros. En el centro del pueblo se erguía una casa antigua y decrépita, con ventanas rotas y paredes desconchadas. La casa era conocida por todos como «La Casa Abandonada» y era evitada por todos los residentes del pueblo.
Un día, un valiente niño llamado Luca decidió desafiar el miedo y descubrir el misterio que se ocultaba detrás de los muros de esa casa espeluznante. Se acercó lentamente a la puerta de entrada, que crujió siniestramente cuando la abrió de par en par. El interior de la casa estaba oscuro y polvoriento, y el aire estaba cargado de una atmósfera siniestra.
Luca comenzó a explorar la casa abandonada, aventurándose poco a poco por los oscuros pasillos y las habitaciones sombrías. De vez en cuando, oía extraños ruidos provenientes de detrás de las puertas cerradas, pero no se dejó intimidar. Continuó caminando hasta que llegó a una habitación en el segundo piso, donde encontró un viejo libro cubierto de telarañas.
El libro contaba la historia de un antiguo habitante del pueblo, un hombre llamado Draven, que una vez había vivido en la casa. Draven había sido un mago oscurantista que había intentado obtener poderes mágicos muy poderosos. Pero su deseo de poder lo había consumido, y al final, fue devorado por las fuerzas oscuras que había invocado.
Mientras Luca leía el libro, escuchó un susurro proveniente de una esquina de la habitación. Se giró y vio una sombra alargada contra la pared. Era el espíritu de Draven, el mago oscuro, que lo miraba con ojos vacíos y espectrales.
«¿Quién osa perturbar mi descanso?» dijo el espíritu de Draven con voz grave.
Luca, aunque asustado, trató de mantener la calma y respondió: «Soy solo un niño curioso. No quería perturbar tu descanso, señor Draven.»
El espíritu de Draven pareció contemplar las palabras de Luca por un momento, luego dijo: «Tienes coraje, pequeño. Pero mi sed de poder me llevó por el camino equivocado. Ahora estoy atrapado entre estos muros oscuros por la eternidad.»
Luca sintió compasión por el espíritu atormentado y preguntó: «¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?»
Draven respondió: «Sí, hay una cosa que puedes hacer. Encuentra mi antiguo libro de hechizos y destrúyelo. Es la única manera de romper mi maldición y permitirme encontrar la paz.»
Luca aceptó la misión y, después de una larga búsqueda, encontró el libro de hechizos escondido en un sótano oscuro. Lo llevó afuera y, siguiendo las instrucciones del espíritu de Draven, lo quemó en el patio de la casa abandonada.
Cuando las llamas devoraron el antiguo libro, el espíritu de Draven se disolvió lentamente, y una sonrisa de gratitud se manifestó en su rostro etéreo. «Gracias, pequeño,» dijo. «Ahora puedo finalmente descansar en paz.»
Desde ese día en adelante, la Casa Abandonada ya no fue un lugar de miedo para el pueblo. Se convirtió en una casa como las demás, y Luca había aprendido que el coraje y la compasión podían superar incluso el mayor de los miedos.
Y así, el pequeño Luca había vivido una aventura espeluznante pero también conmovedora, que recordaría por el resto de su vida, enseñándole que el bien siempre podía triunfar sobre el mal, incluso en los lugares más oscuros.
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